Así como sucede con los mosquitos, las garrapatas se alimentan de sangre y pueden transmitirle
enfermedades a nuestros perros (Babesiosis, Hepatozoonosis, Erlichinosis, etc.) y al ser humano
(Enfermedad de Lyme).
Las garrapatas pertenecen al subphylum Chelicerata y a la clase Arachnida que se caracteriza por
no tener antenas, ni alas, ni ojos compuestos, pero con 4 pares de patas (en su fase adulta).
Las garrapatas constituyen uno de los grupos de ectoparásitos más importantes que existen.
Pertenecen a la Clase Arácnida, por lo que no son insectos. Las diferentes especies de garrapatas
son capaces de infestar desde mamíferos, aves, reptiles y anfibios. Una de las especies más
importantes es la llamada garrapata marrón del perro o Rhipicephalus sanguineus. El adulto antes
de alimentarse puede medir unos 3mm pero crece hasta 12mm tras alimentarse.
Hay cuatro etapas de crecimiento en la garrapata el huevo, la larva, la ninfa, y el adulto
Las hembras pueden poner entre 4.000 y 7.000 huevos. Por eso, unas pocas garrapatas pueden
dar lugar a una infestación en muy poco tiempo. Estos huevos suelen ser depositados en grietas y
juntas. Las larvas pueden vivir en el medio ambiente sin alimentarse por aproximadamente 8
meses, mientras que las ninfas y los adultos pueden hacerlo por hasta 19 meses. Es por esto que
se hace tan difícil combatirlas sin realizar un tratamiento ambiental adicional y apenas terminado
el invierno empezamos a ver nuevamente garrapatas.